Entre quincenas

Desde que tengo uso de razón he escuchado que una persona productiva separa la vida personal de la laboral. Desconozco cuántas personas realmente lo hayan conseguido. Cuando todo va bien en ambas puede ser relativamente fácil, la cuestión es que los problemas son una constante en la vida de todos, porque son resultado del movimiento, de los ajustes, del progreso. Concentrarnos sólo en un aspecto de nuestras vidas cuando tenemos cosas que resolver en otros ya se vuelve bastante más complicado.De forma muy simplificada aquí te cuento algunas ideas, pero estoy segura que tú tienes muchas más. Compártelas con la gente que te rodea, que padece de lo mismo y que pudiera ayudarte a llevarlas a cabo.

La vida está llena de pruebas, unas más duras que otras, y generalmente nos hacen sentirnos indefensos, vulnerables. No sé cuántas pruebas debamos pasar para que nos demos cuenta del gran poder que radica en cada uno de nosotros, pero el día en que lo descubramos y comencemos a utilizarlo con un nivel de conciencia elevado, ese sentimiento irá mermando al tiempo que se transformará la realidad en la que vivimos.

Te traigo este episodio recién salidito del horno. Hoy puedo platicar contigo de lo que experimenté en carne propia, que me sacó de balance, que me hizo tener toda clase de sentimientos en muy poco tiempo (relativamente) y que puso a prueba mis creencias, mis valores, mis fortalezas y también mi forma de enfrentar mis debilidades. Cada quién enfrenta diferentes situaciones en la vida y las enfrenta de diferente manera, mi invitación como siempre es a conocerte a ti mism@ y a apreciar la vida a ojo de águila, ver la imagen completa, reflexionar a dónde te han llevado tus decisiones a lo largo del tiempo.

Muchas veces sabemos lo que queremos, pero qué estamos dispuestos a dar para conseguirlo es otra cosa.De nueva cuenta, se trata de analizar. Darnos el tiempo para explorarlo nos puede hacer darnos cuenta que no está tan lejos como creíamos, o, por el contrario, que en realidad no es tanto nuestro interés como para sacrificar ciertas cosas a las que estamos acostumbrados.Si ves que no es tan difícil como creías, ¡manos a la obra!. Si te diste cuenta que no es tanto tu interés, puedes sacarlo de tu lista de frustraciones, ¿para qué seguirlo cargando?

Todos alguna vez de nuestra vida hemos experimentado alguna dificultad por no saber cómo comunicar algo o, peor aún, por no habernos animado a comunicarlo.Las razones para no comunicarnos pueden ser porque hay temas que suelen parecernos más complicados que otros, a veces por no herir susceptibilidades, a veces porque son cosas delicadas según nosotros, a veces para evitar el rechazo, a veces por evitar un enfrentamiento... motivos puede haber muchos y muy variados, sin embargo, el problema que pretendemos evitar al no comunicar algo suele complicarse precisamente por no haberlo comunicado.Si quieres reducir las posibilidades de conflicto al comunicar algo te invito a escuchar este episodio donde te comparto algunos tips que puede ayudar a que el mensaje llegue a donde tiene que llegar con un mínimo de resistencia de la otra parte.

Muchas veces se dice que mente y corazón están peleadas. Yo creo que el problema no es que el amor no vaya alineado a lo que nos dice la cabeza, el problema es que a veces se pone el amor al otro por encima del amor propio y es ahí cuando la cabeza quiere salir al rescate. El día que nos amemos lo suficiente como para pensar que nuestra pareja la queremos para crecer ese amor, compartirlo y crear juntos, ese día llegará la persona adecuada, alineada a lo que pensamos... pero llegar a ese punto es chamba de cada quién.