CRIMINALISTA NOCTURNO

La repentina desaparición de la joven de 21 años, Julie Ann Gonzalez, puso en alerta a toda la comunidad de Austin, Texas.  Lo último que su familia supo de ella fue, a través de una serie de publicaciones que hizo en sus redes sociales el 26 de marzo de 2010, en las que expresaba su malestar y su deseo de rehacer su vida en otra parte.  No podían dejarse engañar por lo que leían. Tenían el presentimiento de que en realidad no era ella quien los había escrito porque sabían que Julie jamás compartiría asuntos de su vida personal en esos medios, pero, sobre todo, de que sería incapaz de marcharse sin su hija de un año. 

El miércoles 26 de enero de 1966 se festejaba el Día de Australia y hacía muchísimo calor. Tres hermanos le pidieron permiso a su madre para ir solos a la playa de Glenelg, cerca de la ciudad de Adelaida, como lo habían hecho en anteriores ocasiones. Pero, a plena luz del día y a la vista de todos, los tres niños desaparecieron. 

María Fernanda, había salido de su casa el domingo cerca de la una de la tarde, montada en su bicicleta, para ver a un amigo. El fin de semana largo aún no terminaba, y le faltaban dos días de disfrute en su ciudad natal de la provincia de Santa Fe, antes de regresar a Córdoba, donde estudiaba. Todavía le quedaban pendientes varios compromisos y salidas, empezando por la cena familiar que le esperaba esa misma noche.Pero las horas pasaron y María Fernanda Chicco, o Mafer, como la llamaba cariñosamente su familia, no se presentó a comer. Sus parientes, nerviosos, llamaron a las puertas de todos los vecinos para averiguar si alguien sabía algo de ella, pero el silencio fue rotundo.

En la mañana del lunes 30 de mayo del 2005, un grupo de estudiantes del instituto Mountain Brook se encontraba en el Aeropuerto Internacional Reina Beatrix, en Aruba. Pronto se subirían al avión de regreso a su hogar en Estados Unidos, dando fin a su viaje de graduación.Pero aquella soñada aventura no terminaría como habían planeado: al grupo le faltaba una de sus integrantes, Natalee Holloway, de 17 años.

En la madrugada del 31 de octubre de 2002, se dio a conocer uno de los casos más escandalosos en la historia de Brasil.  El caso tuvo como víctimas al adinerado matrimonio de Manfred von Richthofen y Marísia Abdalla. El episodio fue descubierto por las autoridades luego de que los propios hijos de la pareja, Susan, de 18 años, y Andreas, de 15, se comunicaran con ellos para alertarlos de que algo extraño estaba sucediendo en la residencia. 

Entre 1995 y 2001, dos agentes de la policía local de las ciudades Marietta y Cumming, pertenecientes al estado de Georgia, Estados Unidos, fallecieron por causas naturales. Lo extraño fue que ambos eran jóvenes que gozaban de buena salud.  En los días previos a sus decesos, ambos habían presentado síntomas de lo que parecía ser una gripe fulminante. La fiebre alta y los desgarradores dolores de estómago despertaron la preocupación en sus familias e hicieron que se mantuvieran pendientes a cualquier cambio. Pero, nunca hubiesen imaginado que la gravedad de la enfermedad llegara a conducirlos al fatal desenlace que tuvieron. 

Luego de semanas de pagar rescates en vano, Miriam había llegado a la más oscura, pero a la vez aliviadora conclusión: su hija Karen ya no volvería.Pero en el instante en que comprendió y aceptó ese hecho, su cara se transformó para siempre. La tristeza dio paso al rencor y la vana esperanza se transformó en deseo de venganza.Miriam juró que atraparía a todos aquellos que habían sido partícipes en el crimen de su hija. Y no mintió.

Eran las 6:10 de la mañana del 14 de diciembre de 1992, en Reino Unido. Un hombre llamado Barry Sutcliffe se encontraba con dos colegas caminando al trabajo, como cualquier otro día. No pensaron que nada extraño se cruzaría en su trayecto. O al menos así fue hasta que los tres sujetos notaron la presencia de una joven, en un estado completamente deplorable. Su cara casi no tenía rasgos, las dos manos parecían cenizas, sus piernas eran carne cruda y los pies estaban totalmente chamuscados.

El domingo 12 de febrero de 2023, un policía se encontraba patrullando el Parque Industrial de Plottier, una ciudad de Neuquén, en la Patagonia argentina. Eran aproximadamente las 5:00 de la mañana y el efectivo realizaba un recorrido en una zona descampada. Pero lo que comenzó como una tarea de rutina, terminó en un terrible hallazgo.